Con posterioridad, continua exhibiendo en dichas galerías, hasta que en 1930 se presenta de manera individual. A partir de entonces en la década de los treinta, participa en diversas exposiciones por galerías como la Sugra o la Catalonya, e incluso en el Primer Salón de Asociaciones de Artistas independientes en Barcelona y La Muestra Internacional de Surrealismo de Londres (New Burlington Galleries), junto con otros artistas españoles como Joan Miró, Pablo Picasso, Dalí y Óscar Domínguez. La Guerra Civil, supuso una ruptura en su prolífica trayectoria. Los años del franquismo, no ahogaron del todo su vertiente surrealista, pero no fue hasta 1974-1975 (alentado por el galerista francés René Metras) cuando reinicio su torrente creativo, el de un hombre inmerecidamente desconocido, tímido e introvertido y en gran medida eclipsado por Dalí. Un genio en la sombra, de imaginación incansable y portentosa vitalidad, que pintó hasta su muerte e inconsciente fue testigo de su propio talento : "A veces voy caminando por la calle y de repente me quedó contemplando a una mujer normal, pero a continuación esta se desplaza y se produce la transformación surrealista. No sé ¿será una enfermedad?". Simplemente un artista de excepción.
Crimen Perfecto (1930).
La casa fantasmal, (1932).
Dolor de mediodía, (1932).
La señora impúdica, (1933).
Sueño olvidado, (1936).
Hamlet, (1938).
Los extraños jugadores, (1942).
Bodegón mitificado, (1973).
La mirada del espía, (1977).
Playa inexplorada, (1980).
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