Más adelante, concretamente en 1933, se llevará a cabo su primera exposición en la Galería Pierre de la ciudad del Sena, en la que a cargo de André Breton, será presentado artísticamente en la cultura y sociedad francesa. Asiduo al ambiente surrealista parisino, pronto se convertirá en un activo partícipe de la ideas socialistas y férreo defensor de un acción real y efectiva. Debido a ello, tras su vuelta de nuevo a Bucarest, se introduce en el Partido Comunista patrio en su lucha antifascista. "Brauner toma la actitud misma de su ideología en la plástica", fue la idea lanzada por voces críticas después de valorar algunas de sus obras surreales expuestas en el país.
Autorretrato con un ojo arrancado, (1931). |
Ernesto Sábato, testigo de la escena la escribe de la siguiente manera: "Relato, por si no lo conocen, el episodio. Este pintor tenía la obsesión de la ceguera y en varios cuadros pintó retratos de hombres con un ojo pinchado o saltado. E incluso un autorretrato en que uno de sus ojos aparecía vaciado. Ahora bien: un poco antes de la guerra, en una orgía en el taller de uno de los pintores del grupo surrealista, Domínguez, borracho, arroja un vaso contra alguien; éste se aparta y el vaso arranca un ojo de Víctor Brauner. Vean ustedes ahora si se puede hablar de casualidad, si la casualidad tiene el menor sentido entre los seres humanos. Los hombres, por el contrario, se mueven como sonámbulos hacia fines que muchas veces intuyen oscuramente, pero a los que son atraídos como la mariposa hacia la llama."
Miembro del movimiento antifascista francés anterior al desarrollo bélico, es en 1939, año que coincide con el estadillo de la II Guerra Mundial, cuando se ve obligado a abandonar París y buscar refugio entre Gap (localidad francesa situada en la zona de los altos Alpes), Perpignan y los Pirineos. Una vez conseguida la liberación de las calles parisinas, fijo su residencia para el resto de sus días en la capital. De igual manera, recupera el contacto perdido con sus colegas surrealistas y mantiene su antiguo nivel de actividad. Sin embargo, a partir de 1948, sus trabajos aparecen desligados de esta vanguardia artística. Desde entonces, giran en torno a una temática centrada en la naturaleza y con claras referencias al estilo de Roberto Matta o el arte indígena americano. Relegado a un segundo plano a lo largo de la década de los cincuenta, los sesenta significaron una revalorización de su producción. No en vano, fue uno de los seleccionados para representar a Francia en la Bienal de Venecia de 1966. Año en el que se produce su prematuro fallecimiento, razón por la que recibe sepultura en el cementerio galo de Mortmartre tras padecer una tediosa, prolongada y amarga enfermedad.
Adán y Eva, (1923).
La bajada del suicidio, (1930).
Hipergénesis de la reaparición, (1932).
Retrato de André Breton, (1934).
El poder de concentración del señor K, (1934).
Hitler, (1934).
Sin título, (1935).
Composición con retrato, (1935).
Sin título, (1937).
La mujer de la noche, (1937).
Fascinación, (1939).
Sin título, (1941).
El triunfo de la duda, (1946).
Trío, (1947).
Tabla de lobo, (1947). Escultura que quizás junto con el retrato de Hitler y el autorretrato con el ojo arrancando, sea la de mayor fama entre todo su legado.
Intervisión, (1955). Colaboración con el también surrealista, Roberto Matta.
Azulejo, (1963).
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