Lewis Wickes Hine, fotógrafo y sociólogo estadounidense, (Wisconsin, 26 de Septiembre de 1874-Nueva York, 3 de Noviembre de 1940). Defensor de un trabajo fotográfico centrado en la denuncia, dirige su carrera inicial hacia la mejora del bienestar socioeconómico de la comunidad. De esta manera, en sus comienzos como profesional, el retrato de las miserias y explotación infantil se convierten en el eje central de su producción. Critico, investigador incansable y defensor a ultranza de la justicia social, dedicó en exclusiva dos libros destinados a defender los derechos y conseguir protección legislativa ante esta clase de abuso laboral: El trabajo infantil en Las Carolinas (1909) y Los Jornaleros antes de su tiempo (1909). Exhaustivo análisis documental que llevó a cabo en nombre del Comité Nacional del Trabajo Infantil y para el cual: recorrió durante un año más de 15000 kilómetros a lo largo y ancho del país, visitó cientos de fábricas y capturó millares de fotografías. El resultado, un reflejo fidedigno del trato vejatorio y miserable, a nivel laboral, otorgado a la infancia en cualquier punto de la geografía nacional. Acusado de periodismo de investigación por diversos empresarios y censurado por intereses contrapuestos a los propios, a medio plazo su labor se tradujo en un arma fundamental para eliminar y poner fin a una práctica pseudoesclavista, incomprensiblemente vigente en aquellos tiempos para vergüenza del país.
No obstante, debido a la prolífica obra y extensa temática en la carrera de Lewis H. Wine, en esta entrada nos centraremos de manera exclusiva en el reportaje que llevó a cabo sobre la construcción del Empire State Building de Nueva York entre los años 1930-1931. Un edifico de proporciones colosales,
cuya levantamiento dio inicio en marzo de 1930 y para el que se contó con la participación de 3400 obreros y otros tantos forjadores, con el objetivo de convertirlo en el edificio con mayor altura en la ciudad de Nueva York (Por encima del Chrysler Building, culminado un año antes). Así durante el escaso año de duración de la obra, Lewis H.Wine jugó un papel esencial para reflejar la cotidianeidad entre andamios, vigas y rieles: "Él miro a los obreros con su cámara y se encontró una resistencia en ellos y el orgullo de un trabajo que era común a todos", afirmó Jonathan Doherty. Miles de fotografías completaron su peculiar visión, todas seleccionadas y recogidas en la publicación: Men at work (1932), con la muestra de casi setenta tomas en el momento de la edificación. En definitiva, una época sinónimo de cambios y adaptación esta vez resumida a golpe de disparos sobre un Empire cargado de simbología, latente orgullo nacional y en cierta manera excelente muestra de la capacidad productiva del pueblo americano, pronto nuevo líder en el maltrecho orden mundial.
Workers.
Distintos tributos:
Otras de las fotografía presentes en Men at Work, (1932).
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