Friday, February 3, 2012

Claude Monet: Reflejos, luz e impresión.

Monet en 1899.
Claude Monet, pintor impresionista francés, (París,1840- Giverny, Eure,1926). Destacado caricaturista desde su adolescencia, es el célebre paisajista Eugéne Boudin quien le aconseja su mejora en el dominio del pincel.  Matriculado en la Academia Suiza de su ciudad natal desde 1859, conoce en esta etapa inicial a otros ilustres como Camille Pisarro, descubre la importancia del color a través de los trabajos de Eugene Delacroix y da por iniciada su formación artística. Poco después, interrumpe sus estudios para integrarse en las tropas galas instaladas en Argelia hasta 1862, momento en el que retorna a tierras parisinas y entra en contacto con la élite impresionista: Auguste Renoir o Alfred Sisley, entre otros. Sólo dos años tras su llegada, decide viajar a Normandía, donde entra en contacto de pleno con la obra del reputado paisajista J.B.Jongkind (a quién ya conoció en Francia años atrás), quien influye notablemente en el desarrollo de su producción. Anclado en un estilo tradicional, a lo largo de sus primeros años, pese a la magnitud de sus trabajos no obtiene el justo reconocimiento por parte de comisarios oficiales en diversas exposiciones a lo largo del país. Razones, una de ellas, que motivan una atención mayor a los paisajes y la expresión de los efectos de la luz (su glorificación) en detrimento del cuidado de las figuras. Es por aquel entonces, cuando junto a su amigo y vecino Renoir describe el ambiente en el embarcadero y zona de recreo de la Grenouillere, mediante el empleo de colores de tonos vivos y pinceladas casi rajadas. Posteriormente, establecido durante la década de 1870 en Gran Bretaña, (Coincidiendo con la guerra franco-prusiana), se reencuentra con antiguos compañeros como Pisarro o Sisley, y aprecia la obra de Turner o Constable. De igual modo lleva a cabo alguna de sus series como la realizada en  el río Támesis y el Hide Park londinense. 

Fijada de residencia nuevamente en Francia, se centra en exclusiva en el tratamiento del paisaje. Recrea las escenas de las orillas del Sena en Arguenteil, pintadas una y otra vez desde su barca convertida en  improvisado estudio móvil. De hecho:"El impresionismo nació de los reflejos de la luz en las aguas del Sena", dicen las voces entendidas. El maestro del "Plein Air" o el "Rafael del agua", como lo llamaba Manet, y estas magníficas obras no hacen más que dotarlo de valor. Rebosantes de luminosidad, resplandores y una magistral superposición de los colores, a la postre las convierten en una de los mayores exponentes del movimiento impresionista y en el punto de partida de su colosal evolución posterior. Rechazado o tímidamente aplaudido, al igual que sus colegas de la Academia Suiza por la encorseta visión academicista y oficial, deciden en compañía organizar exhibiciones de propia factura. De hecho, la más emblemática de sus obras: "Impresión, amanecer", fue enviada a la exposición inaugural del colectivo. Sin embargo, ceñido de manera progresiva al esplendor de los colores y al completo desinterés por las formas, en escaso tiempo sus trabajos comienzan a ser estimados por la crítica y público general. A partir de 1883, la costa mediterránea y la localidad de Giverny se convierten hasta su fallecimiento en su residencia principal. Da comienzo a algunas de sus series basadas en la repetición, es decir, un mismo lugar plasmado y observado a distintas horas del día. Por ejemplo, la catedral de Ruan desde 1892 a 1895, la pintó en cuarenta ocasiones a distintas horas y con las diferentes variaciones en la tonalidad de la luz. Un ritmo de trabajo prodigioso marca su agenda, como un creador infinito, ajusta su horario a la vida del sol. Estudia y captura la luz con la pasión que un temperamento genuino e insaciable, en busca de la perfección, precisa encontrar : "Cuanto más hago, más me cuesta expresar lo que siento, y me digo que quien dice haber terminado un lienzo es un terrible orgulloso", decía el pintor.

En su casa, 1915.
En lo que respecta a sus últimos años de carrera, con una progresiva pérdida de visión (ceguera casi total en las Grandes Decoraciones), pintó por un lado y de manera sistemática los nenúfares del jardín de su casa en Giverny. Unos nenúfares, prácticamente sin contornos ni forma, por el contrario repletos de luz y color que pueden ser considerados como uno de los orígenes del revolucionario arte abstracto posterior. "He vuelto a dedicarme a unas cosas imposibles de hacer, agua con hierba que ondula en el fondo. Pretender hacer eso es para volverse loco". Y en última instancia, su proyecto final: Grandes decoraciones. Un trabajo que sería donado al estado, a cambio de que éste adquiriera su cuadro: Mujeres en el jardín (Rechazado años atrás en el Salón de 1867) por la suma de 200.000 francos. Un acuerdo, por el que Monet buscaba resarcirse del escarnio sufrido en su juventud. No obstante, fallece el 5 de Diciembre de 1926 sin estar su proyecto culminado. En Mayo de 1927, será cuando las Grandes Decoraciones aparezcan instaladas en la Orangerie para gloria de Monet y orgullo de todo el pueblo francés.
Añadir que no sólo redujo su obra al paisaje, otorgándole una reseñable importancia a los retratos colectivos e individuales.


Comida en la hierba, 1866.

Mujeres en el jardín, 1867.

El almuerzo, 1868.

La Grenouillére, 1869.

Impresión, amanecer, 1872.

Puente en Argenteuil, 1874

El estanque de Montgeron, 1877.

El puente de Europa en la estación de Saint-Lazare, 1877.

Jardín en París, 1877.

La barca de Giverny, 1887.

Almiar cerca de Giverny, 1889.

Catedral de Rouen, 1892.

Puente de los nenúfares, 1900.

Nenúfares, 1906.

Autorretrato, 1917.

Perteneciente a la serie Grandes Decoraciones, 1923.

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